domingo, 5 de octubre de 2014

Breve panorama histórico de la Astrología. Por José Luis Pascual Blazquez.







Breve Panorama Histórico de la Astrología
Introducción
 
Merece la pena que empecemos haciendo un bosquejo de cómo nació, se expandió y halló su declive la ciência astrológica, recurriendo a historiadores y fuentes fidedignos; entre las razones para que la Astrología suscite tantas suspicacias y sonrisas de autocomplacencia se encuentran la ignorância y las opiniones interesadas existentes sobre el tema, que en ciertos casos se mantienen por pura inercia.
La ciencia de los juicios de las estrellas – así la llaman algunas obras dedicadas a ella – ha sido parte notable y sustanciosa em el desarrollo del conocimiento humano; siempre se la considero como tal y gozó de gran prestigio, y no fue hasta los siglos XVII y XVIII cuando fue desalojada de las universidades europeas.
Como todo conocimiento humano há sufrido el devenir cíclico de la Historia, com sus altibajos, pero en los períodos de esplendor de las culturas que la desarrollaron fue cultivada por las elites intelectuales del momento. De ella, no lo podemos olvidar, nació la Astronomía tal como la conocemos en la actualidad, aun que no debemos olvidar que, en términos generales, tanto Astrología como Astronomía fueron términos sinônimos hasta el siglo XVII. No es una afirmación apriorística nuestra, así lo confirma los historiadores y puede comprobarse en las bibliotecas1.
1. Ver por ejemplo la opinión del historiador David Romano en La ciencia hispanojudía. O el Tractatd’astronomia de Ramon Llull,dedicado íntegramente a cuestiones astrológicas.
La Astrología trata básicamente de los influjos de los astros sobre la Tierra. La parte «natural», dedicada al estudio de la cronología, medida del tiempo,ciclo climático anual, etc., no ha sido puesta nunca en entredicho; San Isidoro de Sevilla, en sus Etimologías, la encuentra plenamente legítima y digna de estudio. En cambio, la que trata del destino de las personas, de los reyes y de las naciones, no ha dejado de contar con problemas, y ello por diversas razones.
Hacer predicciones para un gobernante siempre resulta comprometido, y más según de qué clase se trate éste; en los demás casos el problema del destino ha chocado casi siempre con cuestiones de tipo filosófico, teológico o religioso. El judío cordobés Maimónides, que la estudió y conocía al dedillo, previno contra este tipo de Astrología «adivinatoria» en su obra Sobre Astrología. Carta a los judíos de Montpellier2, dedicada exclusivamente a desacreditarla. Gémino, al filo de los comienzos de nuestra Era, ya clamaba en su Introducción a los fenómenos3 contra quienes atribuyen a las estrellas y no al efecto del Sol los períodos álgidos de calor y frío  que se producen en el ciclo anual (de esa creencia espúrea vienen los dias caniculares, o the dog days, de cuando se asociaba el calor del verano al momento en que salen juntos el Sol y el Can Mayor).
2. Existe edición reciente de esta obra. Moseh Ben Maimon. Maimónides. Sobre el Mesías. Carta a los judíos del Yemen. Sobre Astrología. Carta a los judíos de Montpellier. Notas biográficas, introducción, traducción y notas por Judit Targarona Borrás. Riopiedras Ediciones. Barcelona,1987.
3. También puede leerse esta obra en la actualidad (edición castellana en los clásicos de Editorial Gredos).
En todo caso, si queremos acercarnos al problema, lo mejor será recurrir a las fuentes escritas y a los hechos comprobables, y no a las meras hipótesis o a los prejuicios. Porque estos últimos, como decía Voltaire, son la razón de los necios.

Astrología Paleolítica
Puede parecer sorprendente hablar de ciencia de las estrellas en el período Paleolítico (-35.000 a -10.000 aproximadamente); pero, según las investigaciones y hallazgos arqueológicos e históricos van avanzando, los conocimientos de la humanidad en aquellos tiempos no dejan de sorprender a quienes, porignorancia, simpleza o mala fe, tenían a los hombres de esa época por unos brutos ignorantes.
No debiéramos hablar de ciencia astronómica paleolítica en el sentido que damos ahora a esta palabra, aunque de lo que no hay dudaes de que fueron tiempos en los que la Luna constituyó el gran cronómetro de la humanidad (cronología lunar). Las tribus paleolíticas, con una baja densidad de población, eran nómadas, por lo que la única referencia temporal válida para ellos era la Luna, tanto para elegir los momentos adecuados de caza y pesca, donde la luz de nuestro satélite es importante, como fijar las fiestas, encuentros con otras tribus para intercambios, y, por supuesto, para computar el tiempo.
La cronología lunar se basa en el ciclo de 27,5 días (aproximadamente 28) que tarda la Luna en recorrer el cinturón estelar que sirve de referencia para seguir su revolución; puesto que cada noche es visible sobre un grupo de estrellas y a la consecutiva se há desplazado hacia otras situadas más a la izquierda del observador, no hay duda de que el seguimiento diario de este «sendero» constituye el origen del primer Zodíaco o referencia estelar, que posteriormente se conoció con el nombre de «Moradas» o «Mansiones» lunares en Europa (Edad Media), introducido por los árabes, que lo tomaron de persas, indios y estos seguramente de China, nación con cómputos astronómicos muy antiguos.
Zodíaco es término griego que significa «camino de animales»; el Zodíaco griego, que constituye el nuestro actual, posee algunas figuras humanas (Géminis,Virgo y Acuario). El Zodíaco chino, en cambio, sólo consta de 12 animales, por lo que hemos de suponer es anterior, y posiblemente tenga su origen en el Paleolítico (importanciade la caza en la economía de esa época).
Más antiguo sin duda es el sistema de las «moradas» lunares, que son 28, las noches del mes lunar en que nuestro satélite es visible sobre el fondo de estrellas fijas. Teniendo en cuenta que el día de la luna nueva ésta no es visible en el cielo, tenemos un ciclo total de 29 días (el ciclo de las fases consta de 29,5 días muy aproximadamente).
En la cueva de Altamira se cuentan hasta 27, 28 o 29 bisontes, que se hallan pintados sobre el techo y es preciso mirar hacia arriba como en la cúpula de una iglesia (donde también vemos representados soles, lunas y estrellas junto a ángeles y santos, Dios y la Virgen María, etc.). Unos bisontes están fuertemente coloreados en rojo y ocre, otros no tienen color (talvez lo hayan podido perder), sumando un total de 21 animales; los demás poseen color negro. No todos presentan el mismo tamaño, y hay uno más grande que el resto (talvez simbolizara la luna llena); si la interpretación resulta adecuada, los negros, oscuros y pequeños serían representativos de los días anteriores y posteriores a la luna nueva,cuando nuestro satélite es poco visible.
El lector interesado puede encontrar publicado sobre este apasionante tema la tesis doctoral de Luz Antequera en Arqueoastronomía hispánica. Prácticas astronómicas en la Prehistoria de la Península Ibérica y los Archipiélagos Balear y Canario. Altamira. Astronomía, magia y religión en el Paleolítico.
Esta autora interpreta el gran toro de la cueva de Lascaux (Dordogne, Francia) como la constelación de Tauro; en ella puede verse unos puntos en la misma posición que las Pléyades sobre el cielo. Si la interpretación resulta correcta, habríamos de suponer que, en tiempos de cronología lunar, debería tratarse de la época en que la primera luna nueva del año (solsticio de invierno) se producía junto a este grupo estelar. En comparación de ciclos, el invierno (mínima iluminación solar) es equivalente a la luna nueva.
Refuerza esta idea el hecho de que en el Egipto clásico se encuentre el recuerdo de que la estrella Sirio (Can Mayor) constituía el «hogar de la Luna», cuando actualmente, durante la luna nueva del solsticio invernal, nuestro satélite se halla muy lejos de esa estrella, la principal del cielo; hechos los cálculos (precesión de los equinoccios), la luna nueva cercana al solsticio de invierno se producía junto a Sirio en-11.500, aproximadamente la fecha de Altamira4.
4. Demetrio Santos. Altamira: Astrología paleolítica. XXI Congreso Ibérico de Astrología. Santander, 2004.
laussel
Sin duda, la alternancia entre día/noche, actividad/descanso, fase ascendente del Sol/fase descendente, junto al ciclo de las fases lunares, infundió muy tempranamente en la humanidad la noción de la dualidad y de la naturaleza cíclica de la mayoría de fenómenos naturales observables. El Paleolítico fue una larga época presidida por la cronología lunar, de ahí la importancia de la divinidad femenina y de los cultos ctónicos asociados. La cuenta del mes empezaba por la aparición de la luna nueva (neomenia en griego, literalmente «nuevo mes»), como vemos actualmente entre musulmanes y judíos; la cuevas dedicadas a la observación y al culto lunar que aún perduran han de estar orientadas por tanto hacia el Oeste, que es por donde «nace» la Luna cada mes. Por analogía,el día empieza para los judíos con el ocaso (así lo hacía en muchos lugares de Europa durante la Edad Media); de ahí también que el rosario se rece a primera hora de la noche (la Virgen María, continuadora cristiana de los cultos lunares).
Podemos ver cómputos lunares en la «marcas de caza de Marshack», huesos con grupos de 7 muescas (fases lunares); en la Venus de Laussel, que muestra un cuerno (Luna) con 13 incisiones, y en la serpiente cascabel de los aztecas, con 13 anillos en la cola, etc. Se trata aquí de las 13 lunaciones anuales (en realidad 12 y pico, equivalente a un promedio de 354 días y fracción).
Pero el largo período paleolítico terminó con la catástrofe climáticade -10.000; Europa se desheló, y grandes cataclismos y alteraciones de la circulación atmosférica empezaron a desecar el Sahara. Empezaba la transición hacia el Neolítico, y con ello, a la cronología solar.
Nacimiento como Ciencia en el Creciente Fértil
Con la llegada del Neolítico las poblaciones se volvieron sedentarias, y el pastoreo y la agricultura fueron necesarios para la subsistencia. Tales actividades requieren la consideración de un calendario solar para guiarse en la fecha de las siembras, faenas agrícolas, épocas de inicio y final de la trashumancia, etc. Para elaborar una cronología pueden tomarse cada día como referencia los puntos de salida y puesta del Sol en las poblaciones de residencia fija (picos y crestas del horizonte montañoso, etc.), pues estos describen una oscilación anual. Los puntos extremos determinan los solsticios de invierno y verano; los equinoccios pueden conocerse con aproximación fácilmente, observando la sombra de una vara vertical a la salida y a la puesta del Sol, pues ambas forman entonces una línea recta (el resto del año la dan quebrada). Los meses seseguirán calculando por la Luna, al menos hasta comienzos de nuestra Era.
Tanto las poblaciones nómadas como las sedentarias pueden guiarse en el tiempo anual por otro reloj, el de los ortos y ocasos de las estrellas al oscurecer o al amanecer; repárese que aquí también se toma como referencia el horizonte, de ahí su importancia en Astrología. Orientarse viene de «oriente», de «buscar el Este», lo cual está de acuerdo con que el punto principal de un horóscopo sea el Ascendente (intersección de la eclíptica o camino del Sol con el horizonte oriental). Repárese también que horóscopo, término de origen griego, significa «calcular o analizar la hora».
El calendario de ortos y ocasos de las estrellas ha sido el tercer gran reloj de la humanidad para guiarse en el tiempo anual, y también en la navegación por mar, en todo tiempo y lugar. Hoy, en las grandes ciudades apenas puede contemplarse el cielo por las noches,e incluso en el campo la observación resulta difícil a causa de la tremenda contaminación luminosa, por lo que el ciudada no es ajeno al cielo y en absoluto consciente de lo sinflujos estelares. Nunca podría surgir la Astrología de una sociedad urbana como la nuestra; en cambio, el seguimiento obligado de las estrellas en el campo o en ciudades sin apenas iluminación nocturna, permitió a las poblaciones de la Antigüedad un conocimiento generalizado del cielo, despertando en ellas el sentimiento y la sensación de caminar unidas al movimiento y evolución de los ciclos cósmicos.
Las primeras estrellas que aparecen por el horizonte oriental o desaparecen por el occidental, al anochecer y al amanecer, son una referencia segura para orientarse en el tiempo anual; observado a la misma hora el cielo aparente gira un grado cada día hacia el Oeste, de modo que van apareciendo unas y desapareciendo otras. La que apareció hoy desaparecerá al cabo de seis meses justos y viceversa; unas aparecen con los días más cálidos, otras con los más fríos, las hay que coinciden con la llegada de las lluvias, de épocas de vientos o de calmas, otras con la época de celo o parto de ciertos animales, con la cosecha del trigo o de la uva,etc.
De ahí a sentir que el cielo influye en los acontecimientos terrestres y en el devenir humano (pensamiento astrológico) hay sólo un paso.
La transición al Neolítico forzó una mayor observación del cielo, del Sol y de la Luna, así como de un horizonte fijo. Cuando surgieron las primeras aglomeraciones urbanas en Mesopotamia, a la orilla de los grandes ríos Éufrates y Tigris, este conocimiento estelar fue sistematizado. La escritura fonética nació allí, y también el sistema de numeración posicional de base 12, en época sumeria, hacia -2900. Con ello se registraron las primeras observaciones astronómicas conocidas, Enuma Anu Enlil, procedentes del período casita.
De 1100 a.C. tenemos listas de estrellas llamadas «de los astrolabios», en realidad un calendario de ortos y ocasos de las estrellas, con el «Camino de la Luna», posiciones del Sol respecto a los puntos cardinales a lo largo del año, movimientos de los planetas y sus ciclos, predicciones meteorológicas, etc.
El conocido actualmente como «teorema de Pitágoras» no es griego, sino mesopotámico, y lo mismo sucede con el ciclo metónico (repetición de las fases de la Luna el mismo día del año al cabo de 19 años), que lleva el nombre del astrónomo griego Metón pero está bien establecido que antes se determinó por los sacerdotes caldeos. La religión y la astronomía iban unidas de la mano en ese período histórico, de ahí que las observaciones y las conjeturas de tipo matemático y científico las llevasen a cabo colegios sacerdotales bien estructurados.
Son bien conocidas las predicciones que estos hacen para los reyes (omina) a partir de los eclipses, conjunciones planetarias, etc. Por ejemplo, la tablilla 63, que contiene una lista completa de observaciones de salidas y puestas helíacas de Venus durante 21 años sucesivos, con augurios, comienza como sigue:
Si el 15 Sabatu Venus desaparece por el oeste, permaneciendo invisible 3 días, y el 18 Sabatu aparece por el este, catástrofes para los reyes; Adad traerá lluvias, Ea aguas subterráneas; el rey enviará salutaciones al rey5.
5. W. L. van der Waerden.Las tablillas de Ammisaduka. Revista BEROSO nº 7. Barcelona, 20.
Venus tablet of Ammisaduqa
En esa época los astros eran tenidos por dioses, y, en realidad, la Astronomía sirve para interpretar la voluntad divina; en el poema citado se cuenta que los dioses, tras la creación del mundo, se hallaban fatigados y delegaron en los hombres la continuidad de su obra. De ahí que tanto en Sumeria, Acadia, Caldea y Babilonia, y también en Egipto, el rey o el faraón fuesen los responsables de ejecutar la voluntad divina (teocracias) y su mundo tratase de ser una reproducción del orden celeste.
Es esta mitificación lo que ha podido engañar a algunos investigadores (junto a lo que se tardó en descifrar las tablillas de barro escritas en alfabeto cuneiforme) llevándoles a atribuira los griegos y al genio lógico-filosófico de estos lo que legítimamente sabemos ahora pertenece a los creadores del patrimonio astrológico de la humanidad, los pueblos del Creciente Fértil.
Veámoslo através de uno de los pioneros de la Historia de la Ciencia en España:
Hasta que en los presentes días, de especializada madurez de investigación, se ha podido constituir con todas las garantías de una disciplina científica, la nueva disciplina llamada Historia de la Ciencia, la visión que se tenía de la evolución y la génesis de ésta, así como del acervo científico de los diferentes pueblos, distaba mucho de poderse llamar justa. Sin que con ello queramos prejuzgar que nuestra visión sea definitivamente justa. En general, aquella visión era parcial, tanto por defecto de perspectiva histórica, como por influencias venidas del campo de la religión o de la política, con sus rivalidades y bandos, o de la filosofía con sus múltiples escuelas, todo lo cual perturbaba el recto enjuiciamiento de los hechos6
6. José Mª Millàs Vallicrosa. Estudios sobre historia de la ciencia española. Consejo Superior de Investigaciones científicas. Madrid,1991.Pág.1.
Esta parcialidad de juicio talvez tenga que ver con nuestra ascendencia cultural griega y romana (más bien de la primera, pues es conocido que Roma poco o nada contribuyó al desarrollo científico, aunque sí a la ingeniería), que, perdida tras el hundimiento de Imperio romano, fue reintroducida en Europa através de la expansión arábiga medieval. Hoy en día ya no pueden sostenerse tales visiones parciales y equivocadas, siendo preciso restituir a cada cual lo suyo:
…Esta interpretación exagerada del milagro griego y de la incapacidad científica de los otros pueblos de la antigüedad y de la Edad Media estuvo en boga entre la gente de la Enciclopedia francesa y del racionalismo ochocentista, y recibía alas, según antes hemos aludido, de interferencias filosóficas, religiosas y políticas, del todo externas al recto enjuiciamiento crítico7.
7. Ídem obra anterior, pág.3.
No sólo aparecieron por primera vez en el Oriente Medio la escritura fonética y el sistema de numeración de posición duodecimal y sexagesimal (éste último vinculado a la necesidad de cálculos astronómicos, y que sigue plenamente vigente); el florecimiento de las grandes ciudades, unido a intensos intercambios comerciales, favoreció primero la Aritmética mercantil, y posteriormente abstracciones de carácter puramente científico. La Trigonometría nació como un medio instrumental al servicio de los cálculos astronómicos.
Otto Neugebauer, profesor que fue de la Universidad de Brown, puso de manifiesto8 en la década de 1930 el alto nivel que las Matemáticas alcanzaron entre caldeos y babilonios; series aritméticas, raíces cuadradas y cúbicas, tablas de números recíprocos, problemas de interés simple y compuesto, problemas equivalentes a la resolución de ecuaciones de segundo y tercer grado, problemas geométricos de áreas y volúmenes, etc., se encuentran en las tablillas debarro cocido.
8. Millás aporta en la obra ya citada toda una serie de textos y escritos sobre el asunto, nota 6.
El sistema de numeración de posición, imprescindible para los cálculos y el desarrollo de la ciencia, se perdió entre griegos y romanos, con lo cual el desarrollo científico no dio ya grandes pasos; repárese en que los mayas también inventaron una numeración análoga, lo cual les permitió alcanzar precisiones calendáricas (matemáticas) comparables. Con su reintroducción en Europa (Abraham Ben Ezra fue el primer judío que lo usó en el siglo XII) pudieron avanzar de nuevo las medidas y los cálculos, y con ello, la ciencia volvió a echar a andar de nuevo.
La observación del cielo en el Oriente Medio estuvo ligada a la interpretación de la voluntad de los dioses, pero la necesidad de predecir fenómenos celestes estimuló la abstracción científica, y portanto las Matemáticas, como acabamos de ver. Uno de los mayores logros de los sacerdotes-observadores fue la determinación de los ciclos planetarios, así como su repetición en el cielo al cabo de un determinado período de tiempo. Dada la relativa estabilidad política y económica de las sociedades mediorientales en ese período, dichas observaciones se extendieron a lo largo de siglos, lo cual permitió dar los primeros pasos importantes en materia astronómica. Y, lo que para nosotros debe ser más importante, encontrar paralelismos (sincronismos de repetición, lo que equivale a decir sintonía) con acontecimientos terrestres de período similar (resonancia).
Si ya había una sensación intuitiva de ligazón al cosmos entre las poblaciones campesinas (ciclo climático anual, vegetativo, de la fauna, etc.), las largas observaciones astronómicas llevaron a los sacerdotes mesopotámicos a constataciones de orden superior, en los que sin duda debe buscarse el origen de la Astrología como ciencia, tanto en el tiempo como el espacio.
Fueron ellos quienes constataron que el ciclo de las fases lunares se repite con mucha aproximación al cabo de 19 años (y portanto el ciclo de las mareas oceánicas, etc.); lo mismo sucede con las conjunciones de Venus y el Sol, que se repiten cada 8 años con sólo dos días de retraso. Tales descubrimientos permitieron las primeras predicciones astronómicas sin grandes cálculos matemáticos, como hacemos ahora.
La Edad Media europea retomó estos ciclos traídos por los árabes y les dio el nombre de años mayores, medios y menores, según su grado de precisión; pero el origen de su conocimiento, nuevamente, lo hallamos en el Oriente Medio y no en Grecia. He aquí una lista de estos ciclos de repetición (revoluciones tropicales se refiere a una vuelta completa al Zodíaco del planeta, y los períodos sinódicos al tiempo transcurrido entre dos conjunciones sucesivas del planeta con el Sol):
Júpiter 71 años 6 rev. tropicales = 65 períodos sinódicos Júpiter 83 años 7 rev. tropicales = 76 períodos sinódicos Venus 8 años 8 rev. tropicales = 5 períodos sinódicos Mercurio 46 años 46 rev. tropicales =145 períodos sinódicos Saturno 59 años 2 rev. tropicales = 57 períodos sinódicos Marte 47 años 25 rev. tropicales = 22 períodos sinódicos Marte 79 años 42 rev. tropicales = 37 períodos sinódicos Luna 19 años
Hasta ahora, el primer horóscopo disponible, hallado en una tablilla cuneiforme,es el del 12-13/01/-409. Demetrio Santos, traduciendo De nativitatibus, del árabe Albubather, se topó con otro que, analizados los datos astronómicos ofrecidos, los cálculos dan para él la fecha de -1114.9 Esto sigue retrasando en el tiempo la datación de conocimientos plenamente científicos, en una tendencia que no parece detenerse; dicho horóscopo proporciona las posiciones del Ascendente, Medio Cielo,última luna llena anterior al nacimiento del niño, Parte de Fortuna y los siete planetas visibles a ojo desnudo.
9. Demetrio Santos. Datación astrológica: un horóscopo de 2/05/1115 a.C. Revista Beroso nº7. Barcelona,2002.
Vemos por tanto que da las posiciones de los dos ángulos más importantes (oriental y meridiano, o sea, aproximadamente, puntos de salida y culminación de los astros), las de los siete planetas, la de la lunación previa al nacimiento y un punto complejo cuyo significado matemático actual es el de suma vectorial de dos ondas (Parte de Fortuna).
Otro gran logro de la ciencia medioriental fue el de la invención del Zodíaco de 12 signos iguales, que, pese a su nombre actual, tampoco es de origen griego; el Zodíaco babilónico era estelar, a diferencia del griego que tomó como referencia los puntos ficticios de los solsticios y equinoccios. Los conocimientos de la Geometría llevaron a los astrónomos griegos al descubrimiento del Zodíaco tropical, y, con los cálculos y medidas que ello les permitió, al del fenómeno de la precesión de los equinoccios.
Según B. L. van der Waerden, en su artículo Historia del Zodíaco, publicado en 1953 en Archiv für Orientforschung:
Los doce signos zodiacales aparecen por primera vez en el texto planetario VAT 4924 allá por el año 419 a.C. Los signos babilónicos son de igual tamaño… Las tablillas lunares y planetarias, en las cuales cada signo contiene 30°, confirman la conclusión de que los signos tienen igual tamaño.10
10. Existe traducción castellana en la revista BEROSO nº1, Barcelona 2000.
Se trata de signos y no de constelaciones, como lo demuestran los análisis de los investigadores que han estudiado el texto.
El primer Zodíaco bien sistematizado y estructurado es por tanto de origen babilónico, y toma como referencias las estrellas fijas. Ello no implica que ignorasen el fenómeno de los equinoccios y de los solsticios; sin embargo, para aquella cultura no fue importante la determinación exacta de los mismos, y por tanto prefirieron referencias estelares, que eran las que mejor conocían por su larga experiencia en la observación del firmamento. Un error de 2 o 3 días en la observación del equinoccio lleva tan sólo a otro de unos 8 minutos en la duración del día o de la noche, algo que no debió preocupar demasiado a los sacerdotes babilonios de la época.
La importancia de la ciencia del influjo de los astros en esta época nos la resume Demetrio Santos en el siguiente párrafo de su Introducción a la Historia de la Astrología:
El período de -1200 a -400 podemos decir que marca la Edad de Oro de la astrología, cuando se consiguen sus más importantes avances y su plenitud.Empieza con la expansión de la metalurgia del hierro y la escritura fonética fenicia y con ello una intensificación de la evolución cultural. Pero el estado de ostracismo en que se ha visto sumida la astrología en el pasado Siglo (XIX-XX) en Occidente ha hecho que faltara su investigación en la eclosión científica europea, y no fue realizado un estudio serio de los textos antiguos relacionados con ella. Sin embargo, todos los datos que poseemos actualmente convergen a señalar su auge en el tiempo y lugar de las culturas mesopotámicas de este momento11.
11. Demetrio Santos Santos. Introducción a la historia de la Astrología. Edico-municación, S.A. Barcelona,1986. P. 141, pág. 71.

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