jueves, 26 de febrero de 2015

Tránsito de Saturno, en que área de la vida tienes que madurar ?. Por Marcia Quitete Fervienza.








Estamos siempre atravesando algún transito astrológico en nuestras vidas, porque siempre hay algún planeta en el cielo cuyo paso está haciendo algún tipo de contacto con algún punto o planeta en nuestra carta. Los tránsitos que traen cambios más duraderos son los tránsitos de los planetas llamados "lentos", que van de Júpiter a Plutón. Entre todos, son los tránsitos de Saturno que suelen generar más preocupación. Saturno es conocido en la astrología antigua como el "gran maléfico" (Marte sería "pequeño maléfico").
Por lo general, Saturno está asociado con palabras como seriedad, frialdad, pérdida, recesión, problemas, entre otras. Pero lo que un tránsito de Saturno nos muestra es qué nos falta en aquella área por donde transita para que se pueda crecer, madurar, encontrar una forma más adulta y eficiente de hacer las cosas. A diferencia de Júpiter, que se conoce como “el gran benéfico", "el padre amable y generoso", astrológicamente Saturno es visto como el "padre estricto". Y eso no deja de ser verdad. Júpiter es bondadoso, independientemente de los méritos individuales. Con Júpiter, la suerte está en juego. Ya Saturno no tiene nada que ver con la suerte: él recompensa todo el esfuerzo dedicado a la consecución de algo. Saturno es la cosecha justa de lo que fue sembrado: si trabajamos duro, obtenemos reconocimiento. Si no hicimos nada, él será justo y nos devolverá... nada. 

¿QUÉ TAN EFICIENTES SOMOS? 

Entre las muchas preguntas que plantea un tránsito de Saturno está el tema de la eficiencia: ¿estamos actuando en esa zona o en relación a este tema tan eficientemente cuanto posible? A Saturno no le gustan los desperdicios, por lo tanto, él quiere que aprendamos a utilizar mejor los recursos que tenemos disponibles, en su máxima capacidad. Y la cuestión del ocio también tiene que ver con los límites: si hay ociosidad, hay desperdicio, y en el desperdicio generalmente hay falta de límites. Por lo tanto, Saturno nos muestra que es tener lo justo para que aprendamos a prescindir de los excesos. Algunos tránsitos de Saturno generan más preocupación que otros.
Quién está viviendo Saturno en tránsito por la 2 ª casa, la casa de las finanzas personales, por ejemplo, a menudo teme un colapso financiero. Esta es una preocupación infundada, porque lo que Saturno en tránsito a través de esta casa nos pide es una reestructuración: una vez que conozcamos a fondo cómo gastamos nuestro dinero, no habrá sobra, pero tampoco habrá escasez. El resultado es que muchos revierten situaciones económicas difíciles y vuelven a crecer financieramente al final de este tránsito: para saber dónde estaba el desperdicio, el individuo tuvo que realizar ajustes y luego comenzó a vivir más cómodamente. 

LA PRUEBA DE REALIDAD 

Además de establecer límites y exigir eficiencia, Saturno nos impone un test de realidad en la zona por la cual transita. Así, en tránsito a través de la séptima casa, por ejemplo, la casa de las relaciones estables, Saturno cuestiona que tan estructurada está una relación para seguir adelante. Por lo general, la pareja tiene que enfrentar y superar juntos problemas que surgen, a veces financieros, a veces familiares, lo que no indica necesariamente el fin de la relación: a menudo, los problemas experimentados por la pareja los une y refuerza aún más los lazos, pasando la relación para otro nivel de intimidad y compromiso.
Pero si la relación no está fuerte y consolidada, sí, se vendrá abajo y, equivocadamente, muchos atribuirán este evento al transito en si mismo. En realidad, el transito sólo revelo problemas que ya existían por debajo de la superficie. No se ha creado nada que ya no estuviera allá. Otros tránsitos de Saturno por casas de relaciones, como las Casas 5 (amor) y 11 (amigos) generan miedo a la soledad emocional.
Sin embargo, muchas personas comienzan relaciones serias en este período, cuando están solas, o hacen nuevas amistades, con gente más madura, siendo posible, aún, el rescate de gente del pasado. Con Saturno no hay excesos, pero hay calidad. Y a uno le termina gustando saber que puede contar con gente que conoce o rescata en estos tránsitos. 

RETORNO DE SATURNO 

De todos los tránsitos de Saturno, el más desafiante es lo que llamamos Retorno de Saturno (a los 28 y 56 años, respectivamente), cuando él hace conjunción a su posición original en nuestra carta natal. Estos son momentos de profundos cuestionamientos en nuestras vidas. En el primero, a los 28 años, uno mira hacia atrás y hacia todo lo que hizo de su vida hasta ese momento, y siente la necesidad de decidir cómo seguirá adelante. A veces, sentimos que no construimos nada y tenemos esa sensación de "¿y ahora qué?". Ya se tiene casi 30 años y todavía no se empezó a trillar la propia vida. Son tiempos en que muchos deciden irse a vivir solos por primera vez, dar una dirección a la carrera, se casan, tienen el primer hijo. Esta sería la verdadera entrada en la edad adulta.
La segunda vuelta de Saturno a la edad de 56 años trae otras cuestiones: los hijos han crecido, se han casado, la vida ya no se centra en ellos, y hay que descubrir que nuevo significado darle a ella. Se pierde la función de padres protectores y proveedores: ahora se necesita otra función. A menudo este segundo retorno coincide con la muerte de uno de los cónyuges, con la jubilación, o la separación en la mediana edad, que requiere del individuo toda una reestructuración frente a la propia vida. Ambos momentos son muy ricos, porque terminamos descubriendo muchos recursos personales que ni siquiera imaginábamos que teníamos, hasta que Saturno nos obligó a mirarlos a ellos. No importa la edad que tengamos, no hay ninguna razón para temer un tránsito de Saturno, o de cualquier otro planeta.
Lo más importante es entender el simbolismo del planeta y sintonizarse con él, antes de que nos veamos obligados, por factores externos ajenos a nuestra voluntad, a una renovación de mente y espíritu. Cuando sabemos de antemano las tendencias de un tránsito dado, lo podemos vivir como otro aprendizaje más, como una parte natural de nuestro ciclo de vida.








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