Breve panorama histórico de la Astrología. Por José Luis Pascual Blazquez.
Breve Panorama Histórico de la Astrología
Introducción
Merece la pena que
empecemos haciendo un bosquejo de cómo nació, se expandió y halló su
declive la ciência astrológica, recurriendo a historiadores y fuentes
fidedignos; entre las razones para que la Astrología suscite tantas
suspicacias y sonrisas de autocomplacencia se encuentran la ignorância y
las opiniones interesadas existentes sobre el tema, que en ciertos
casos se mantienen por pura inercia.
La ciencia de los juicios
de las estrellas – así la llaman algunas obras dedicadas a ella – ha
sido parte notable y sustanciosa em el desarrollo del conocimiento
humano; siempre se la considero como tal y gozó de gran prestigio, y no
fue hasta los siglos XVII y XVIII cuando fue desalojada de las
universidades europeas.
Como todo conocimiento
humano há sufrido el devenir cíclico de la Historia, com sus altibajos,
pero en los períodos de esplendor de las culturas que la desarrollaron
fue cultivada por las elites intelectuales del momento. De ella, no lo
podemos olvidar, nació la Astronomía tal como la conocemos en la
actualidad, aun que no debemos olvidar que, en términos generales, tanto
Astrología como Astronomía fueron términos sinônimos hasta el siglo
XVII. No es una afirmación apriorística nuestra, así lo confirma los
historiadores y puede comprobarse en las bibliotecas1.
1.
Ver por ejemplo la opinión del historiador David Romano en La ciencia
hispanojudía. O el Tractatd’astronomia de Ramon Llull,dedicado
íntegramente a cuestiones astrológicas.
La Astrología trata
básicamente de los influjos de los astros sobre la Tierra. La parte
«natural», dedicada al estudio de la cronología, medida del tiempo,ciclo
climático anual, etc., no ha sido puesta nunca en entredicho; San Isidoro de Sevilla, en sus Etimologías,
la encuentra plenamente legítima y digna de estudio. En cambio, la que
trata del destino de las personas, de los reyes y de las naciones, no ha
dejado de contar con problemas, y ello por diversas razones.
Hacer predicciones para un
gobernante siempre resulta comprometido, y más según de qué clase se
trate éste; en los demás casos el problema del destino ha chocado casi
siempre con cuestiones de tipo filosófico, teológico o religioso. El
judío cordobés Maimónides, que la estudió y conocía al dedillo, previno
contra este tipo de Astrología «adivinatoria» en su obra Sobre Astrología. Carta a los judíos de Montpellier2, dedicada exclusivamente a desacreditarla. Gémino, al filo de los comienzos de nuestra Era, ya clamaba en su Introducción a los fenómenos3
contra quienes atribuyen a las estrellas y no al efecto del Sol los
períodos álgidos de calor y frío que se producen en el ciclo anual
(de esa creencia espúrea vienen los dias caniculares, o the dog days, de cuando se asociaba el calor del verano al momento en que salen juntos el Sol y el Can Mayor).
2.
Existe edición reciente de esta obra. Moseh Ben Maimon. Maimónides.
Sobre el Mesías. Carta a los judíos del Yemen. Sobre Astrología. Carta a
los judíos de Montpellier. Notas biográficas, introducción, traducción y
notas por Judit Targarona Borrás. Riopiedras Ediciones. Barcelona,1987.
3. También puede leerse esta obra en la actualidad (edición castellana en los clásicos de Editorial Gredos).
En todo caso, si queremos
acercarnos al problema, lo mejor será recurrir a las fuentes escritas y a
los hechos comprobables, y no a las meras hipótesis o a los prejuicios.
Porque estos últimos, como decía Voltaire, son la razón de los necios.
Astrología Paleolítica
Puede parecer sorprendente
hablar de ciencia de las estrellas en el período Paleolítico (-35.000 a
-10.000 aproximadamente); pero, según las investigaciones y hallazgos
arqueológicos e históricos van avanzando, los conocimientos de la
humanidad en aquellos tiempos no dejan de sorprender a quienes,
porignorancia, simpleza o mala fe, tenían a los hombres de esa época por
unos brutos ignorantes.
No debiéramos hablar de
ciencia astronómica paleolítica en el sentido que damos ahora a esta
palabra, aunque de lo que no hay dudaes de que fueron tiempos en los que
la Luna constituyó el gran cronómetro de la humanidad (cronología
lunar). Las tribus paleolíticas, con una baja densidad de población,
eran nómadas, por lo que la única referencia temporal válida para ellos
era la Luna, tanto para elegir los momentos adecuados de caza y pesca,
donde la luz de nuestro satélite es importante, como fijar las fiestas,
encuentros con otras tribus para intercambios, y, por supuesto, para
computar el tiempo.
La cronología lunar se
basa en el ciclo de 27,5 días (aproximadamente 28) que tarda la Luna en
recorrer el cinturón estelar que sirve de referencia para seguir su
revolución; puesto que cada noche es visible sobre un grupo de estrellas
y a la consecutiva se há desplazado hacia otras situadas más a la
izquierda del observador, no hay duda de que el seguimiento diario de
este «sendero» constituye el origen del primer Zodíaco o referencia
estelar, que posteriormente se conoció con el nombre de «Moradas» o
«Mansiones» lunares en Europa (Edad Media), introducido por los árabes,
que lo tomaron de persas, indios y estos seguramente de China, nación
con cómputos astronómicos muy antiguos.
Zodíaco es término griego
que significa «camino de animales»; el Zodíaco griego, que constituye el
nuestro actual, posee algunas figuras humanas (Géminis,Virgo y
Acuario). El Zodíaco chino, en cambio, sólo consta de 12 animales, por
lo que hemos de suponer es anterior, y posiblemente tenga su origen en
el Paleolítico (importanciade la caza en la economía de esa época).
Más antiguo sin duda es el
sistema de las «moradas» lunares, que son 28, las noches del mes lunar
en que nuestro satélite es visible sobre el fondo de estrellas fijas.
Teniendo en cuenta que el día de la luna nueva ésta no es visible en el
cielo, tenemos un ciclo total de 29 días (el ciclo de las fases consta
de 29,5 días muy aproximadamente).
En la cueva de Altamira
se cuentan hasta 27, 28 o 29 bisontes, que se hallan pintados sobre el
techo y es preciso mirar hacia arriba como en la cúpula de una iglesia
(donde también vemos representados soles, lunas y estrellas junto a
ángeles y santos, Dios y la Virgen María, etc.). Unos bisontes
están fuertemente coloreados en rojo y ocre, otros no tienen color
(talvez lo hayan podido perder), sumando un total de 21 animales; los
demás poseen color negro. No todos presentan el mismo tamaño, y hay uno
más grande que el resto (talvez simbolizara la luna llena); si la
interpretación resulta adecuada, los negros, oscuros y pequeños serían
representativos de los días anteriores y posteriores a la luna
nueva,cuando nuestro satélite es poco visible.
El lector interesado puede encontrar publicado sobre este apasionante tema la tesis doctoral de Luz Antequera en Arqueoastronomía
hispánica. Prácticas astronómicas en la Prehistoria de la Península
Ibérica y los Archipiélagos Balear y Canario. Altamira. Astronomía,
magia y religión en el Paleolítico.
Esta autora interpreta el
gran toro de la cueva de Lascaux (Dordogne, Francia) como la
constelación de Tauro; en ella puede verse unos puntos en la misma
posición que las Pléyades sobre el cielo.
Si la interpretación resulta correcta, habríamos de suponer que, en
tiempos de cronología lunar, debería tratarse de la época en que la
primera luna nueva del año (solsticio de invierno) se producía junto a
este grupo estelar. En comparación de ciclos, el invierno (mínima
iluminación solar) es equivalente a la luna nueva.
Refuerza esta idea el
hecho de que en el Egipto clásico se encuentre el recuerdo de que la
estrella Sirio (Can Mayor) constituía el «hogar de la Luna», cuando
actualmente, durante la luna nueva del solsticio invernal, nuestro
satélite se halla muy lejos de esa estrella, la principal del cielo;
hechos los cálculos (precesión de los equinoccios), la luna nueva
cercana al solsticio de invierno se producía junto a Sirio en-11.500,
aproximadamente la fecha de Altamira4.
4. Demetrio Santos. Altamira: Astrología paleolítica. XXI Congreso Ibérico de Astrología. Santander, 2004.
Sin duda, la alternancia
entre día/noche, actividad/descanso, fase ascendente del Sol/fase
descendente, junto al ciclo de las fases lunares, infundió muy
tempranamente en la humanidad la noción de la dualidad y de la
naturaleza cíclica de la mayoría de fenómenos naturales observables. El Paleolítico
fue una larga época presidida por la cronología lunar, de ahí la
importancia de la divinidad femenina y de los cultos ctónicos asociados.
La cuenta del mes empezaba por la aparición de la luna nueva (neomenia
en griego, literalmente «nuevo mes»), como vemos actualmente entre
musulmanes y judíos; la cuevas dedicadas a la observación y al culto
lunar que aún perduran han de estar orientadas por tanto hacia el Oeste,
que es por donde «nace» la Luna cada mes. Por analogía,el día empieza
para los judíos con el ocaso (así lo hacía en muchos lugares de Europa
durante la Edad Media); de ahí también que el rosario se rece a primera
hora de la noche (la Virgen María, continuadora cristiana de los cultos
lunares).
Podemos ver cómputos lunares en la «marcas de caza de Marshack», huesos con grupos de 7 muescas (fases lunares); en la Venus de Laussel,
que muestra un cuerno (Luna) con 13 incisiones, y en la serpiente
cascabel de los aztecas, con 13 anillos en la cola, etc. Se trata aquí
de las 13 lunaciones anuales (en realidad 12 y pico, equivalente a un
promedio de 354 días y fracción).
Pero el largo período
paleolítico terminó con la catástrofe climáticade -10.000; Europa se
desheló, y grandes cataclismos y alteraciones de la circulación
atmosférica empezaron a desecar el Sahara. Empezaba la transición hacia
el Neolítico, y con ello, a la cronología solar.
Nacimiento como Ciencia en el Creciente Fértil
Con la llegada del
Neolítico las poblaciones se volvieron sedentarias, y el pastoreo y la
agricultura fueron necesarios para la subsistencia. Tales actividades
requieren la consideración de un calendario solar para guiarse en la
fecha de las siembras, faenas agrícolas, épocas de inicio y final de la
trashumancia, etc. Para elaborar una cronología pueden tomarse cada día
como referencia los puntos de salida y puesta del Sol en las poblaciones
de residencia fija (picos y crestas del horizonte montañoso, etc.),
pues estos describen una oscilación anual. Los puntos extremos
determinan los solsticios de invierno y verano; los equinoccios pueden
conocerse con aproximación fácilmente, observando la sombra de una vara
vertical a la salida y a la puesta del Sol, pues ambas forman entonces
una línea recta (el resto del año la dan quebrada). Los meses seseguirán
calculando por la Luna, al menos hasta comienzos de nuestra Era.
Tanto las poblaciones
nómadas como las sedentarias pueden guiarse en el tiempo anual por otro
reloj, el de los ortos y ocasos de las estrellas al oscurecer o al
amanecer; repárese que aquí también se toma como referencia el
horizonte, de ahí su importancia en Astrología. Orientarse viene de «oriente», de «buscar el Este», lo cual está de acuerdo con que el punto principal de un horóscopo
sea el Ascendente (intersección de la eclíptica o camino del Sol con el
horizonte oriental). Repárese también que horóscopo, término de origen
griego, significa «calcular o analizar la hora».
El calendario de ortos y
ocasos de las estrellas ha sido el tercer gran reloj de la humanidad
para guiarse en el tiempo anual, y también en la navegación por mar, en
todo tiempo y lugar. Hoy, en las grandes ciudades apenas puede
contemplarse el cielo por las noches,e incluso en el campo la
observación resulta difícil a causa de la tremenda contaminación
luminosa, por lo que el ciudada no es ajeno al cielo y en absoluto
consciente de lo sinflujos estelares. Nunca podría surgir la Astrología
de una sociedad urbana como la nuestra; en cambio, el seguimiento
obligado de las estrellas en el campo o en ciudades sin apenas
iluminación nocturna, permitió a las poblaciones de la Antigüedad un
conocimiento generalizado del cielo, despertando en ellas el sentimiento y la sensación de caminar unidas al movimiento y evolución de los ciclos cósmicos.
Las primeras estrellas que
aparecen por el horizonte oriental o desaparecen por el occidental, al
anochecer y al amanecer, son una referencia segura para orientarse en el
tiempo anual; observado a la misma hora el cielo aparente gira un grado
cada día hacia el Oeste, de modo que van apareciendo unas y
desapareciendo otras. La que apareció hoy desaparecerá al cabo de seis
meses justos y viceversa; unas aparecen con los días más cálidos, otras
con los más fríos, las hay que coinciden con la llegada de las lluvias,
de épocas de vientos o de calmas, otras con la época de celo o parto de
ciertos animales, con la cosecha del trigo o de la uva,etc.
De ahí a sentir que el cielo influye en los acontecimientos terrestres y en el devenir humano (pensamiento astrológico) hay sólo un paso.
La transición al Neolítico
forzó una mayor observación del cielo, del Sol y de la Luna, así como
de un horizonte fijo. Cuando surgieron las primeras aglomeraciones
urbanas en Mesopotamia,
a la orilla de los grandes ríos Éufrates y Tigris, este conocimiento
estelar fue sistematizado. La escritura fonética nació allí, y también
el sistema de numeración posicional de base 12, en época sumeria, hacia
-2900. Con ello se registraron las primeras observaciones astronómicas
conocidas, Enuma Anu Enlil, procedentes del período casita.
De 1100 a.C. tenemos
listas de estrellas llamadas «de los astrolabios», en realidad un
calendario de ortos y ocasos de las estrellas, con el «Camino de la
Luna», posiciones del Sol respecto a los puntos cardinales a lo largo
del año, movimientos de los planetas y sus ciclos, predicciones meteorológicas, etc.
El conocido actualmente
como «teorema de Pitágoras» no es griego, sino mesopotámico, y lo mismo
sucede con el ciclo metónico (repetición de las fases de la Luna el
mismo día del año al cabo de 19 años), que lleva el nombre del astrónomo
griego Metón pero está bien establecido que antes se determinó por los
sacerdotes caldeos. La religión y la astronomía iban unidas de la mano
en ese período histórico, de ahí que las observaciones y las conjeturas
de tipo matemático y científico las llevasen a cabo colegios
sacerdotales bien estructurados.
Son bien conocidas las predicciones que estos hacen para los reyes (omina) a partir de los eclipses, conjunciones planetarias, etc. Por ejemplo, la tablilla 63,
que contiene una lista completa de observaciones de salidas y puestas
helíacas de Venus durante 21 años sucesivos, con augurios, comienza como
sigue:
Si el 15 Sabatu Venus
desaparece por el oeste, permaneciendo invisible 3 días, y el 18 Sabatu
aparece por el este, catástrofes para los reyes; Adad traerá lluvias, Ea
aguas subterráneas; el rey enviará salutaciones al rey5.
5. W. L. van der Waerden.Las tablillas de Ammisaduka. Revista BEROSO nº 7. Barcelona, 20.
En esa época los astros
eran tenidos por dioses, y, en realidad, la Astronomía sirve para
interpretar la voluntad divina; en el poema citado se cuenta que los
dioses, tras la creación del mundo, se hallaban fatigados y delegaron en
los hombres la continuidad de su obra. De ahí que tanto en Sumeria,
Acadia, Caldea y Babilonia, y también en Egipto, el rey o el faraón
fuesen los responsables de ejecutar la voluntad divina (teocracias) y su
mundo tratase de ser una reproducción del orden celeste.
Es esta mitificación lo
que ha podido engañar a algunos investigadores (junto a lo que se tardó
en descifrar las tablillas de barro escritas en alfabeto cuneiforme)
llevándoles a atribuira los griegos y al genio lógico-filosófico de
estos lo que legítimamente sabemos ahora pertenece a los creadores del
patrimonio astrológico de la humanidad, los pueblos del Creciente
Fértil.
Veámoslo através de uno de los pioneros de la Historia de la Ciencia en España:
Hasta que en los presentes
días, de especializada madurez de investigación, se ha podido
constituir con todas las garantías de una disciplina científica, la
nueva disciplina llamada Historia de la Ciencia, la visión que se tenía
de la evolución y la génesis de ésta, así como del acervo científico de
los diferentes pueblos, distaba mucho de poderse llamar justa. Sin que
con ello queramos prejuzgar que nuestra visión sea definitivamente
justa. En general, aquella visión era parcial, tanto por defecto de
perspectiva histórica, como por influencias venidas del campo de la
religión o de la política, con sus rivalidades y bandos, o de la
filosofía con sus múltiples escuelas, todo lo cual perturbaba el recto
enjuiciamiento de los hechos6…
6.
José Mª Millàs Vallicrosa. Estudios sobre historia de la ciencia
española. Consejo Superior de Investigaciones científicas.
Madrid,1991.Pág.1.
Esta parcialidad de juicio
talvez tenga que ver con nuestra ascendencia cultural griega y romana
(más bien de la primera, pues es conocido que Roma poco o nada
contribuyó al desarrollo científico, aunque sí a la ingeniería), que,
perdida tras el hundimiento de Imperio romano, fue reintroducida en
Europa através de la expansión arábiga medieval. Hoy en día ya no pueden
sostenerse tales visiones parciales y equivocadas, siendo preciso
restituir a cada cual lo suyo:
…Esta interpretación
exagerada del milagro griego y de la incapacidad científica de los otros
pueblos de la antigüedad y de la Edad Media estuvo en boga entre la
gente de la Enciclopedia francesa y del racionalismo ochocentista, y
recibía alas, según antes hemos aludido, de interferencias filosóficas,
religiosas y políticas, del todo externas al recto enjuiciamiento
crítico7.
7. Ídem obra anterior, pág.3.
No sólo aparecieron por
primera vez en el Oriente Medio la escritura fonética y el sistema de
numeración de posición duodecimal y sexagesimal (éste último vinculado a
la necesidad de cálculos astronómicos, y que sigue plenamente vigente);
el florecimiento de las grandes ciudades, unido a intensos intercambios
comerciales, favoreció primero la Aritmética mercantil, y
posteriormente abstracciones de carácter puramente científico. La
Trigonometría nació como un medio instrumental al servicio de los
cálculos astronómicos.
Otto Neugebauer, profesor que fue de la Universidad de Brown, puso de manifiesto8
en la década de 1930 el alto nivel que las Matemáticas alcanzaron entre
caldeos y babilonios; series aritméticas, raíces cuadradas y cúbicas,
tablas de números recíprocos, problemas de interés simple y compuesto,
problemas equivalentes a la resolución de ecuaciones de segundo y tercer
grado, problemas geométricos de áreas y volúmenes, etc., se encuentran
en las tablillas debarro cocido.
8. Millás aporta en la obra ya citada toda una serie de textos y escritos sobre el asunto, nota 6.
El sistema de numeración
de posición, imprescindible para los cálculos y el desarrollo de la
ciencia, se perdió entre griegos y romanos, con lo cual el desarrollo
científico no dio ya grandes pasos; repárese en que los mayas también
inventaron una numeración análoga, lo cual les permitió alcanzar
precisiones calendáricas (matemáticas) comparables. Con su
reintroducción en Europa (Abraham Ben Ezra
fue el primer judío que lo usó en el siglo XII) pudieron avanzar de
nuevo las medidas y los cálculos, y con ello, la ciencia volvió a echar a
andar de nuevo.
La observación del cielo
en el Oriente Medio estuvo ligada a la interpretación de la voluntad de
los dioses, pero la necesidad de predecir fenómenos celestes estimuló la
abstracción científica, y portanto las Matemáticas, como acabamos de
ver. Uno de los mayores logros de los sacerdotes-observadores fue la
determinación de los ciclos planetarios, así como su repetición en el
cielo al cabo de un determinado período de tiempo. Dada la relativa
estabilidad política y económica de las sociedades mediorientales en ese
período, dichas observaciones se extendieron a lo largo de siglos, lo
cual permitió dar los primeros pasos importantes en materia astronómica.
Y, lo que para nosotros debe ser más importante, encontrar paralelismos
(sincronismos de repetición, lo que equivale a decir sintonía) con
acontecimientos terrestres de período similar (resonancia).
Si ya había una sensación
intuitiva de ligazón al cosmos entre las poblaciones campesinas (ciclo
climático anual, vegetativo, de la fauna, etc.), las largas
observaciones astronómicas llevaron a los sacerdotes mesopotámicos a
constataciones de orden superior, en los que sin duda debe buscarse el
origen de la Astrología como ciencia, tanto en el tiempo como el
espacio.
Fueron ellos quienes
constataron que el ciclo de las fases lunares se repite con mucha
aproximación al cabo de 19 años (y portanto el ciclo de las mareas
oceánicas, etc.); lo mismo sucede con las conjunciones de Venus y el
Sol, que se repiten cada 8 años con sólo dos días de retraso. Tales
descubrimientos permitieron las primeras predicciones astronómicas sin
grandes cálculos matemáticos, como hacemos ahora.
La Edad Media europea
retomó estos ciclos traídos por los árabes y les dio el nombre de años
mayores, medios y menores, según su grado de precisión; pero el origen
de su conocimiento, nuevamente, lo hallamos en el Oriente Medio y no en
Grecia. He aquí una lista de estos ciclos de repetición (revoluciones
tropicales se refiere a una vuelta completa al Zodíaco del planeta, y
los períodos sinódicos al tiempo transcurrido entre dos conjunciones
sucesivas del planeta con el Sol):
Júpiter 71 años 6 rev. tropicales = 65 períodos sinódicos
Júpiter 83 años 7 rev. tropicales = 76 períodos sinódicos
Venus 8 años 8 rev. tropicales = 5 períodos sinódicos
Mercurio 46 años 46 rev. tropicales =145 períodos sinódicos
Saturno 59 años 2 rev. tropicales = 57 períodos sinódicos
Marte 47 años 25 rev. tropicales = 22 períodos sinódicos
Marte 79 años 42 rev. tropicales = 37 períodos sinódicos
Luna 19 años
Hasta ahora, el primer horóscopo disponible, hallado en una tablilla cuneiforme,es el del 12-13/01/-409. Demetrio Santos, traduciendo De nativitatibus, del árabe Albubather, se topó con otro que, analizados los datos astronómicos ofrecidos, los cálculos dan para él la fecha de -1114.9
Esto sigue retrasando en el tiempo la datación de conocimientos
plenamente científicos, en una tendencia que no parece detenerse; dicho
horóscopo proporciona las posiciones del Ascendente, Medio Cielo,última
luna llena anterior al nacimiento del niño, Parte de Fortuna y los siete
planetas visibles a ojo desnudo.
9. Demetrio Santos. Datación astrológica: un horóscopo de 2/05/1115 a.C. Revista Beroso nº7. Barcelona,2002.
Vemos por tanto que da las
posiciones de los dos ángulos más importantes (oriental y meridiano, o
sea, aproximadamente, puntos de salida y culminación de los astros), las
de los siete planetas, la de la lunación previa al nacimiento y un
punto complejo cuyo significado matemático actual es el de suma
vectorial de dos ondas (Parte de Fortuna).
Otro gran logro de la ciencia medioriental
fue el de la invención del Zodíaco de 12 signos iguales, que, pese a su
nombre actual, tampoco es de origen griego; el Zodíaco babilónico era
estelar, a diferencia del griego que tomó como referencia los puntos
ficticios de los solsticios y equinoccios. Los conocimientos de la
Geometría llevaron a los astrónomos griegos al descubrimiento del
Zodíaco tropical, y, con los cálculos y medidas que ello les permitió,
al del fenómeno de la precesión de los equinoccios.
Según B. L. van der Waerden, en su artículo Historia del Zodíaco, publicado en 1953 en Archiv für Orientforschung:
Los doce signos zodiacales
aparecen por primera vez en el texto planetario VAT 4924 allá por el
año 419 a.C. Los signos babilónicos son de igual tamaño… Las tablillas
lunares y planetarias, en las cuales cada signo contiene 30°, confirman
la conclusión de que los signos tienen igual tamaño.10
10. Existe traducción castellana en la revista BEROSO nº1, Barcelona 2000.
Se trata de signos y no de constelaciones, como lo demuestran los análisis de los investigadores que han estudiado el texto.
El primer Zodíaco bien
sistematizado y estructurado es por tanto de origen babilónico, y toma
como referencias las estrellas fijas. Ello no implica que ignorasen el
fenómeno de los equinoccios y de los solsticios; sin embargo, para
aquella cultura no fue importante la determinación exacta de los mismos,
y por tanto prefirieron referencias estelares, que eran las que mejor
conocían por su larga experiencia en la observación del firmamento. Un
error de 2 o 3 días en la observación del equinoccio lleva tan sólo a
otro de unos 8 minutos en la duración del día o de la noche, algo que no
debió preocupar demasiado a los sacerdotes babilonios de la época.
La importancia de la ciencia del influjo de los astros en esta época nos la resume Demetrio Santos en el siguiente párrafo de su Introducción a la Historia de la Astrología:
El período de -1200 a -400
podemos decir que marca la Edad de Oro de la astrología, cuando se
consiguen sus más importantes avances y su plenitud.Empieza con la
expansión de la metalurgia del hierro y la escritura fonética fenicia y
con ello una intensificación de la evolución cultural. Pero el estado de
ostracismo en que se ha visto sumida la astrología en el pasado Siglo
(XIX-XX) en Occidente ha hecho que faltara su investigación en la
eclosión científica europea, y no fue realizado un estudio serio de los
textos antiguos relacionados con ella. Sin embargo, todos los datos que
poseemos actualmente convergen a señalar su auge en el tiempo y lugar de
las culturas mesopotámicas de este momento11.
11. Demetrio Santos Santos. Introducción a la historia de la Astrología. Edico-municación, S.A. Barcelona,1986. P. 141, pág. 71.
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