miércoles, 25 de diciembre de 2019

Alimentos, religión y astrología en el mundo antiguo. Por Francisco Marco Simón












Prometeo, en el sacrificio del buey a Zeus que recoge Hesíodo en la  Teogonía (vv. 535 ss.), ocultó bajo el pellejo las partes comestibles del animal, mientras que rodeó los huesos de apetitosa grasa. El engaño encerrado en esta ofrenda al padre de los dioses para que escogiera la parte que más le apeteciera fue, naturalmente, percibido por Zeus,quien, no obstante, siguió los deseos de Prometeo para castigarlo y escogió la apetitosa grasa. La punición posterior de la divinidad por este engaño y por el robo del fuego no sólo afectó a Prometeo, sino también a la humanidad misma cuyos intereses representaba el titán previsor. Como resultado se acabó la Edad de Oro para los hombres, que a partir de entonces hubieron de trabajar duramente con el sudor de su frente y alimentar laboriosamente el fuego robado.



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