jueves, 2 de enero de 2020

La Inquisición de los Reyes Católicos. Por César Olivera Serrano













CUANDO SE HABLA O ESCRIBE SOBRE LA INQUISICIÓN no es raro que se den todo tipo de explicaciones previas: basta echar un vistazo a lo que se publica para apreciar las distancias que suelen ponerse entre aquella lejana sociedad que la vio nacer y la actual. Esta actitud es, hasta cierto punto, una consecuencia indirecta del maremágnum de opiniones y juicios de valor —no siempre ecuánimes— que la gente normal y corriente expresa cuando se trata de opinar sobre el Santo Oficio. En el lenguaje coloquial, las palabras Inquisición o inquisitorial equivalen, casi siempre, a términos muy peyorativos. En ese mar un tanto encrespado no es fácil moverse con comodidad, porque el caudal de sentimientos viscerales deja poco margen para el raciocinio. Los prejuicios y precauciones disminuyen mucho cuando los que hablan son historiadores especializados. Cualquier profesional sabe de sobra que la Inquisición nacida en tiempos de los Reyes Católicos —el Tribunal del Santo Oficio— responde a unos parámetros intelectuales totalmente distintos de los nuestros; la labor investigadora, si quiere ser verdaderamente seria y científica, debe buscar explicaciones razonadas de por qué las cosas ocurrieron de tal manera, al margen de las simpatías o suspicacias de algunos lectores malévolos.

 https://www.durango-udala.net/portalDurango/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/0_447_1.pdf



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